My Quantum Art — a first-person explanation

Artist Iglessias explains his quantum art in first person: intention, synchronicity, and honest images as the trace of a conversation with reality.

iglessias

9/17/20254 min leer

Mi arte cuántico: una explicación en primera persona

Llamo a mi trabajo «arte cuántico» no porque pinte ecuaciones, sino porque he aprendido —con paciencia y obstinación— que la atención cambia aquello a lo que se dirige. Establezco una intención clara, salgo al mundo y escucho. Cuando la realidad responde —a través de un número que se repite, un color que insiste, un encuentro que no debería haber ocurrido—, respondo con imágenes. La cámara no «caza» lo real, sino que invita a lo que importa a mostrarse.

No pretendo convencerte de una teoría. Estoy documentando una conversación: entre el deseo y el mundo, entre el observador y las cosas observadas. Donde algunos ven coincidencias, yo veo hilos. Mi arte cuántico es el acto de tejer esos hilos hasta que se hace visible un patrón.

Por qué lo llamo «cuántico» (sin la jerga)

Porque se trata de posibilidades y relaciones. El observador no es neutral. Lo que tengo en mente, con delicadeza pero con precisión, cambia cómo se desarrolla el día y lo que soy capaz de percibir. Ese cambio es pequeño, íntimo y humano. Pero cuando lo honro con disciplina (notas, fechas, hojas de contacto, ediciones), se convierte en trabajo.

No estoy ilustrando la física; estoy practicando la veracidad: presenciando esos momentos en los que el mundo responde con una precisión desarmante. Para mí, cuántico significa vivir con dos certezas a la vez: humildad ante el misterio y responsabilidad por mi atención.

Cómo trabajo (mi protocolo privado)

Establecer una intención

Escribo lo que quiero co-crear. Lo nombro con cuidado, como si ya existiera y solo necesitara ser llamado.

Esperar con atención

Salgo sin prisas. No persigo imágenes; dejo que las sincronías me encuentren. Una matrícula que repite 111, una tabla de madera marcada con un 5 en lo profundo del bosque, una luz azul que no se puede ignorar. Cuando mi pecho hace clic, me detengo.

Grabar y dar forma al significado.

Fotografío. Más tarde, clasifico, no por espectacularidad, sino por coherencia: lo que realmente respondía a la intención, lo que era ruido. Si el conjunto contiene una historia, tengo una serie. Si no, escucho más tiempo.

Este es todo mi método: intención clara, escucha sincera, registro honesto.

Historias que me enseñaron a confiar en mi método

Nora: una promesa cumplida por la realidad

Un día escribí que deseaba tener un perro con manchas en forma de corazón y un temperamento dócil. Lo visualicé con detalle. Meses después apareció Nora, exactamente como la había dibujado en mi mente. La serie no trata sobre una mascota, sino que es el rastro fotográfico de un acuerdo entre el deseo y el mundo.

Tantra Azul: pintar lo que el cuerpo no dice

Encontré una luz azul en una noche cualquiera. La llevé al estudio, bajé el volumen y empecé a pintar cuerpos con luz en exposiciones largas. La respiración marcaba el ritmo. El azul no era estética, era un estado. Desde entonces sé que la luz puede sentir y, a veces, revelar lo que las palabras no pueden expresar.

Cinco (El grito silencioso): aprender a escuchar el bosque.

En Valsaín, un 5 clavado en la madera. A pocos pasos, árboles caídos apilados como si alguien, o algo, quisiera ser visto. Fotografié la escena y más tarde construí una instalación llamada El grito silencioso. El bosque habla a quienes llegan sin ruido y se quedan.

Signos Intangibles → La Mirada Cuántica: de los datos al destino.

Los números comenzaron a saltarme a la vista: 111, 222, 333... Los fotografié sin ironía, como si estuviera coleccionando conchas. Años más tarde comprendí que la prueba no era cada foto, sino el mosaico que formaban juntas: cada fotograma era un píxel de una declaración más amplia, el todo es uno. Cuando alguien se queda en silencio frente a esos paneles, sé que la comprensión ha llegado sin necesidad de explicaciones.

15M: cuando la intención pertenece a muchos

Antes del campamento en Puerta del Sol, había visto, en mi interior, una marea de gente en Madrid. Cuando llegó, fui con mi Hasselblad y lo documenté con la sensación de estar dentro de algo que muchos pedían al mismo tiempo. No hablo de poder personal, hablo de sintonía.

London Soul / Quantum Museums: viajar para llegar

Londres me enseñó a decir adiós a mi yo anterior. Caminando hacia el museo con un mantra en mis oídos, todo parecía vibrar en la misma cuerda. Fotografié para no olvidar esa unidad. Esas imágenes son el rastro de una mirada refinada, no el producto de un truco.

Lo que ofrezco al espectador

No quiero persuadirte. Quiero mirar contigo. Si mis imágenes funcionan, lo hacen no por lo que explican, sino por lo que despiertan: la sospecha de que hay un significado donde parecía haber casualidad; la confianza en que tu atención importa.

Esta es mi ética de la atención:

• preguntar con precisión,

• dejar espacio diario para la respuesta,

• registrar con honestidad,

• negarse a adornar lo que no llegó.

¿Quieres practicarlo tú mismo?

• Nombra lo que quieres presenciar, con tierna precisión.

• Dedícale cinco minutos al día de verdadero silencio.

• Sal y escucha; registra sin forzar.

• Clasifica lo que has recopilado; descarta lo que no se ajusta a tu intención.

• Repite. La verdad necesita tiempo más que explicaciones.

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